Los padres de Raúl trajeron una nueva remesa de limones de su limonero y yo me dispuse a darles buen uso. La verdad es que encanta el limón , tan rico, ácido, refrescante, mmm! Pero cuando lo preparo para los demás procuro no pasarme y equilibrarlo bien con azúcar para que sea apto para todos los paladares.Este cake no salió bien a la primera (porque no os vayáis a pensar que todo nos sale rico y vistoso a la primera, que casi se podría hacer otro blog con todos los fracasos culinarios).
Dar con la receta exacta en este tipo de masas húmedas, hechas con zumos u otros líquidos no es fácil. El primer intento quedó con exceso de acidez, no se hizo bien por dentro, y no subió. Pero en el segundo intento, modifiqué las cantidades utilizando como guía el libro de “Quiches, tartas y cakes” de Ilona, y quedó perfecto. De hecho yo pondría este cake en el Olimpo de los bizcochos, junto con el de bundt de chocolate.
La clave para que quede esponjoso es batir muy bien los huevos con el azúcar , y luego incorporar el resto de ingredientes a velocidad baja para que no se baje la mezcla. Esto, y la pizca de bicarbonato lo dejan esponjosísimo. Después, la cantidad de limón y azúcar creo que es la ideal para saborear el limón pero que sea dulce y agradable al paladar. Luego, las semillas de amapola le ponen el punto original, crujiente, y aromático al cake.
Por sí solo es delicioso y con un intenso sabor a limón, pero si eres súper-fan limonero entonces disfrutarás añadiendo el glaseado y el limón confitado. Son muy sencillos de hacer, para el glaseado sólo tienes que mezclar azúcar glas con un poco de limón y remover hasta formar una crema blanca. Y el limón lo confitamos cociéndolo en agua azucarada 15 minutos. Recuerda dejar enfriar bien el bizcocho antes de ponerle el glaseado.